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¡compañeros de piso, mi amor!

Es curioso como el título de este artículo es una de las frases que más se repite en

terapia de pareja.

Es un comentario que no suele salir cuando estás con los dos sino cuando te quedas a solas con alguno de ellos. Cuesta mucho aceptar que esta es la realidad de la relación. Aparte hay que lidiar con el sentimiento de culpa que puede generar en el miembro que expresa esta demanda

Es una sensación que normalmente la padece uno más que el otro aunque a veces la sienten los dos. Algunos la aceptan y otros la repudian hasta llegar a la completa infelicidad.

Parece que vivir en pareja implica tener un sexo medianamente aceptable( cosa muy subjetiva) y desear al otro eternamente. Absolutamente frustrante, claro. A parte de que una relación de pareja es mucho más que sexo, la biología, la rutina, el trabajo, los problemas, los hijos, las redes sociales, el móvil...Todo juega en contra de lo que esperamos de una buena relación y/o una sexualidad satisfactoria.No hay quien se salve de la quema. Es lo que hay.

A veces tener un buen compañero de piso es una opción valorable según la edad, situación u otros factores de cierta relevancia...

Vivir en pareja implica

un esfuerzo continuo por parte de los dos. En cuanto nos relajamos en exceso (matizo lo de exceso porque el vivir relajados siempre es saludable) surgen las frustraciones. y entonces empezamos a alimentar fantasmas internos que como no los pongamos en su sitio nos aplastan sin compasión alguna. Así es que en lugar de alimentarlos a lo largo del tiempo y dejarlos que se hagan fuertes, cuanto antes los pongamos a dieta mejor. O sea que pasar por un terapeuta de pareja cuanto antes puede ayudarnos a lidiar batallas que agotan a lo largo del tiempo y hacen difícil la reconciliación y/o aceptación de un momento determinado del ciclo vital de la relación.

A veces nos frustra que el otro no nos abraza, que no tiene detalles, que no colabora en casa, que a todo me saca punta( cuidadito con la queja continua que es demoledora), que no cuenta o que cuenta en exceso (difícil buscarle el punto a esto), que está de mal humor casi siempre, que no toma decisiones o no tiene iniciativa, que... Enfín, agotador.

Los límites en una pareja los marca el otro. Así es que esto hay que tenerlo muy en cuenta siempre que sean unos límites razonables. Si salgo todos los viernes de parranda con mis amigos y llego bebido/a pues mal vamos. ¿ Qué frecuencia de salidas de esta índole estoy dispuesto a aceptar sin caer en la tortura?

Esta sería una de las muchas preguntas que deberíamos hacernos para llegar a aceptar al otro.

Vivir en pareja es

-Buena comunicación

-Respeto mutuo

-Confianza

-Aceptación

-Perdón

-Lealtad

-Y desterrar el mito de la media naranja que nos hace tener falsas expectativas del otro.

Creemos que el amor( romántico) es la eterna fuente de la felicidad en la pareja sin tener en cuenta que hay otros elementos imprescindibles para llegar al bienestar mutuo.

Así es que recapacitemos un poco y veamos dónde está el problema: ¿en mí o en tí?

Lola Rodríguez. Psicóloga

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