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María y Pedro. Dos buenas personas

A veces entre artículo y artículo me gusta escribir algunas de esas historias reales que me sorprenden. Siempre desde el anonimato, claro.

María y Pedro son una pareja de 40-44 años. Llevan 25 años juntos. Han sido muy felices, se han amado, se han respetado, han viajado lejos incluso han llegado a trabajar en importantes puestos en el extranjero. María y Pedro han tenido sueños, ilusiones, proyectos juntos... Han ido viviendo más o menos bien, no sin los problemas de la vida cotidiana claro, hasta hace unos años.

María empieza a tomar conciencia del sufrimiento bastantes años más atrás que Pedro pero a día de hoy es

un espectro macabro de lo que fue. No pesa 40 kg. Sin ilusión, sin autoestima, sin fuerzas para nada...

Pedro está sumido en una depresión que le ha quitado absolutamente las ganas de vivir.

Se han ido dejando arrastrar por la vida, por lo vivido , por esos proyectos soñados y no han sido capaces de identificar el tumor hasta que el tumor se ha extendido tanto que es casi imposible extirparlo.

María es una gran mujer. Buena persona. MUY BUENA PERSONA. EXCELENTE PERSONA. Y lo reitero porque este es el problema. Es una mujer, era, bellísima por dentro y por fuera.

Pedro también.

El problema? Ni contigo ni sin tí

No han tenido hijos porque María no sentía la llamada de la maternidad y Pedro va dejando pasar el tiempo con la esperanza de que esto cambie. Él cada vez tiene más ganas de ser padre y ella cada vez menos. El va presionando cada vez más y ella con la presión cada vez se va alejando más emocionalmente de Pedro.

El daño a día de hoy es brutal. Mucho maltrato psicológico por ambas partes.

Han llegado también al maltrato físico que les ha llevado a alguna visita de a policía por las quejas de los vecinos. No hay denuncias de momento.

María alimenta cada día de forma inconsciente la esperanza de Pedro porque no es capaz de decir que no al sentimiento de frustración de su pareja.Hoy le dice que no, mañana que sí.

Pedro no puede reprimir su deseo de ser padre. Es una obsesión. Están en una espiral perversa de la que no son capaces de salir. Si te dejo mal porque hay mucho dolor y si no te dejo también porque no podemos dejar ya de hacernos daño.

La única solución la ruptura porque ninguno acepta la opción del otro. Pero tampoco.

Ahí siguen, enloqueciendo...

Lola Rodríguez. Psicóloga

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